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El Sabía que Ella venía caminando tras el, pues de reojo la observó,  e intencionalmente alentó el paso para empatar sus caminos y tener una charla. Se sentía muy nervioso. Se sentía emocionado y ansioso. ¡Le parecía hermosa en extremo! Sentía temor, y cómo no, si  hubiera sabido lo que ocurriría después, pienso que en ese momento se habría retirado. O tal vez no, o tal vez si, o tal vez tenía que pasar... Tal vez... El- ¡Hola! ¿Cómo estás? ¿A dónde vas? No sabía que venías detrás mío... Ella- Si. Si, voy a comer. Me voy a casa. Ha terminado el horario  Laboral. Tengo que llegar pronto. ¿Y tú? Las respuestas de ella eran secas y con ligeros destellos de ingenuidad. Y los nervios de el se contenían y expresaban en seguridad inventada. De esa seguridad que se crea en momentos de incertidumbre para sobrevivir a la situación y salir victorioso. El- Yo no termino aun mi horario y faltan varias horas para ello, voy a comer... Es la hora de la comida. ¿Puedo acompañarte hasta tu
Discutir con un Idiota puede ser un arma de doble filo. De primer momento ya nos podemos considerar idiotas al hacerlo... sin embargo, ¿quién determina el grado de idiotez de cada cual? ¡Qué emocionante! Yo soy idiota por discutir... y el es idiota por discutir... ¡Ambos discutimos! ¡...Ambos somos idiotas! Quien tenga mayor capacidad de palabra y diplomacia seguramente será el que lleve el triunfo anticipado y "las de ganar". Si, ganar un premio a la mejor idiotez. Ejemplo: El sujeto idiota 2 tiene mayor apertura de conocimiento social y lee libros de idiotas. El sujeto idiota 1 es un lerdo sacado de un cómic que se cree mejor que el mismo superhéroe. El Sujeto idiota 2 debería ser mas tolerante y dar por finalizada la disputa debido a su estatus. El sujeto idiota 1 jadea con ese emocionante encuentro y quiere ganar a toda costa. Ambos sujetos crean un espectáculo que los idiotas disfrutan. Ah... la idiotez es tan dulce cuando se disfruta sin remordimiento
La Vida y La Muerte. 40, 50, 70 o 90 años se nos prestan para hacer lo que "queremos" a veces hasta menos... a veces realmente pocos... Hoy estamos y mañana, ¿quién sabe?   A veces me pregunto, como me imagino que lo hacen miles de personas, qué seguirá después de ese instante en que se cierran los ojos y las funciones vitales paran, el cerebro inicia su función de apagado y el corazón irá dejando de latir cada vez más lento hasta quedar inerte. ¿Qué sigue?  No pienso que exista alguien que pueda o tenga la capacidad para saberlo con exactitud... y aunque me considero creyente de la fe, de esa fe que no tiene nombres ni formas religiosas, de esa fe que juega con la magia proveniente de lugares desconocidos. Y  tranquiliza el espíritu y calma el ansia, nos da esperanza y consuelo. Aun creyendo en esa fe no pienso que algún humano tengamos el poder de saberlo.  Y con gusto puedo esperar mucho más tiempo para descubrirlo -no llevo prisa- sin embargo al despe
¿Y tú haces realmente lo que te gusta? ¿Te has preguntado si haces lo que quieres hacer en la Vida? Conozco a alguien, que conoce a muchos, que conocen a otros que están insatisfechos con la vida que viven, ¿pero entonces por qué no cambian de rumbo para sentirse satisfechos con si mismos? ¿por qué...? Muchos nos enfrentamos a las responsabilidades como creemos que debemos de actuar y no como quisiéramos actuar. Ya sea por motivos familiares, sociales, culturales y de varias índoles y creencias. Nos estancamos en estados de confort y pesimismo, que al final del día, solo nos hunden en la monotonía de la existencia "sinsentido". ¿Dónde quedaron esos mundos dorados que formaban nuestra niñez? ¿Las fantasías y los cuentos que contaba quién sabe quien y con facilidad nos enajenaban a estados emocionales de éxtasis? Cuando somos niños se nos presta la fortuna de la inocencia. Y con ella somos  luz sin tiempo ni forma. Seres vivos que viven en estado presente. ¿Qué  tan d